Ocho preguntas sobre teatro en tiempos de cuarentena: Julio Bustamante

Desde TeatroPuerto convocamos a 10 integrantes de la comunidad artística teatral de nuestra región para que respondiera un sencillo cuestionario con ocho preguntas sobre la práctica escénica en estos tiempos. El segundo en responder fue el actor y director teatral coquimbano Julio Bustamante.

¿Cuál es la vinculación que tienes con el teatro?

Soy realizador de escena, trabajo para y por el teatro desde los 15 años, hace 22 años que no interrumpo el ejercicio. He continuado mi perfeccionamiento y formación académica con el fin de mejorar mi calidad docente y la de mis espectáculos, siempre con una idea de descentralización y la búsqueda de un teatro autóctono y autónomo.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Es complejo hablar de importancia, cuando los hacedores teatrales están en una situación tan desvalida a propósito de la contingencia, el rol del teatro hoy debería ser el sustento de sus practicantes, pero el teatro son sus practicantes, por lo que al teatro no le queda otra que sobrevivir, seguir en vitrina, buscar nuevas formas de difusión y consumo, abrirse a formas mixtas de realización, nuevas formas de ejercer el oficio y de transmitir el conocimiento y contenidos. Por otro lado ha sido muy importante el aporte de la cultura (las disciplinas artísticas en su totalidad) en esta pandemia. Han sido centenares de teatros subvencionados e independientes que han abierto gratuitamente sus plataformas online para poder ofrecer al mundo entero una oferta cultural nutridísima. Es muy poco probable pensar en alguna persona que en estas últimas semanas no haya visto una película, leído un libro, escuchado un disco o visto algún espectáculo o clase virtual en la red. La cultura ha sido infinitamente generosa con la sociedad, ya es hora de que la sociedad y en especial las gobernaciones se comprometan y promuevan en sus planes de gobierno una mayor importancia y presupuesto para los agentes culturales y , obviamente, mayor protección a sus trabajadores.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

El modelo teatral chileno es ambiguo. Centralizado y elitista. El éxito en este oficio, en nuestro país, es completamente capitalista. La gestión cultural y la suma importancia de productores y gestores culturales imita el modelo de gestión de países desarrollados neoliberales y capitalistas.

Los sistemas de subvenciones son el claro ejemplo de esto. Las obras funcionan ante los ojos de un mercado, los beneficiarios resultan ser lo más importante y el logo del gobierno, por supuesto. Los hacedores de escena aspiran a llegar a las salas oficiales o a obtener subvenciones del gobierno o de privados. Si te va bien, o crees que te va bien, lo más probable es porque estés recibiendo alguno de estos beneficios o porque conseguiste que tu proyecto de compañía o colectivo siguiera el camino de una PYME. Es triste, pero cierto, hoy todos, en cierto modo, somos parte de este modelo, resultaría muy difícil cambiarlo. El verbo “ganar” está demasiado presente y resulta demasiado importante para nuestras aspiraciones. Nuestro sistema es de oferta y demanda, sigue formas mercantilistas.

Resulta ambiguo ver discursos de oposición en salas oficiales, criticar a los gobiernos y luego depender de sus financiamientos. El mismo “plan de emergencia” que desarrolla el Ministerio de Cultura llama a concursar los fondos de ayuda, es raro. Genera suspicacia.

La credibilidad en este país no existe, se perdió, estamos en crisis. La crisis siempre ha sido tremendamente estimulante para la creación, sin embargo hoy se hacen más obras de teatro en los formularios que en las salas de ensayo.

En cuanto a los modelos creativos, me parece que Santiago tiene una visión europeizada del teatro, la globalización nos sitúa dentro de los teatros importantes en habla hispana, me atrevería a decir que tras Madrid, Buenos Aires y el D.F., Santiago aparece como una ciudad con una buena oferta y calidad de espectáculos. El compromiso de los profesionales es incuestionable.

A nivel regional, nuestro teatro es más combativo y la identidad rescata más lo patrimonial. Se está organizando mejor y consiguiendo cosas que muchos teatros capitalinos quisieran tener.

Me parece un teatro tremendamente honesto, aún en vías de profesionalización y desarrollo, con una mixtura de realizadores, profesionales (con formación académica formal)  y vocacionales. De a poco en las regiones hay más personas pudiendo vivir de este oficio.

Los modelos de sistemas de subvenciones es algo que se podría cambiar, que apuntaran a un fomento más integral, transparente, que premie la calidad artística y no administrativa de los proyectos. Los artistas jamás debieron ser administradores y gestores, y hoy, nos vemos obligados a serlo. Hoy la cultura es un bien de consumo y no un bien de primera necesidad. Nuestros trabajos se convierten en productos, que buscan un consumidor y una venta.

Vivimos en un país extremadamente capitalista, pareciera que ni nuestras acciones, ni nuestras palabras u obras pudieran combatir contra eso. Habría que renunciar al sistema en su totalidad, pero hoy el teatro depende demasiado de él y ante cualquier crisis quedamos en la precariedad y la desconsideración máxima.

¿Cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19?

Ufff!!! Estoy trabajando un programa cómico para stremming, se llama “Comedia Bohemia”, ya vamos por el 4to capítulo, es entretenido y en algo aporta en lo económico.

Intento participar y postular en todo lo que signifique trabajo y empleo, sin juicio de gusto por los contenidos o autorías, trabajar para hacer circular las energías laborales y que la sumatoria de salarios me haga un sueldo que costee mis gastos de vida.

Estoy haciendo clases online para la Universidad Católica del Norte.  En Agosto dictaré la clase de Teatro Contemporáneo para TP. También trabajando en conjunto entre Escénica Producciones, Teatro Caupolicán, Teatro Merkén y La Parodia Circo Teatro para contenidos de realización (programación). Está difícil.

Comencé un emprendimiento de comidas delivery, para ayudarme en un año que pareciera venirse muy complejo en lo económico.

Quedé con varios proyectos suspendidos, algunos de mi autoría y dirección y en otros como actor y parte de los equipos artísticos, se suponía sería un 2020 de multi estrenos.

El próximo año debo volver a Buenos Aires a dirigir mi 1era ópera, todo un sueño, parece una montaña, con eso concluyo mi formación para titularme como regisseur del Teatro Colón.

¿Qué propuestas artísticas te han llamado la atención durante esta crisis sanitaria?

La verdad ninguna, jajajajajaja. Me parece que todas parecen manotazos de ahogado, son los intentos de todxs por seguir en actividad y hacer lo que amamos. Nada va a reemplazar lo presencial. Jamás será lo mismo ver una película en el cine que en tu casa, imagínate para el resto de las actividades. Me parece muy engañoso el formato de programación y formación en línea y participo activamente de ambos.

Mencioné anteriormente que la habilitación de espectáculos de primer nivel gratuitos en línea es un gran privilegio, casi todos los grandes teatros han liberado sus programaciones, se ven muy bien, todos los aspectos técnicos y el sentido de entretenimiento se satisfacen.

¿Qué proyecto te gustaría realizar en las artes escénicas?

Hace un tiempo que quiero realizar espectáculos de mediana y gran escala. Obras de repertorio con grandes elencos. También musicales y óperas. Hasta antes de la cuarentena estaba concretando algunos y es un poco el camino que he ido siguiendo. Creo que es cosa de tiempo.

Me sigue interesando mucho los teatros de provincia, no descarto seguir viajando a ciudades para aportar en su desarrollo, acá en la región no tenemos un teatro completo y hace mucha falta, no hay lírica ni obras de arte total. No tenemos foso de orquesta, ni óperas ni musicales…y hubo.

En el futuro, cuando decida arraigarme en algún lugar pienso en tener mi propio espacio, es algo que he querido siempre, que combine algunas disciplinas artistas, que sea un centro de reunión, entretenimiento y bohemia. El proyecto del Teatro Caupolicán apunta a eso, programación, formación y bohemia. A ver qué pasa.

¿Cómo piensas que se podría potenciar el teatro regional?

El teatro regional carece de circulación de autores, es maravilloso el trabajo de difusión y rescate de los autores locales, pero falta mucho de autores universales clásicos y contemporáneos y estos son de gran ayuda en la captación de nuevos espectadores. Está lleno de gente que quiere ver Hamlets y Madres Corajes. También falta mayor circulación de autores chilenos connotados, en eso Teatro Puerto es un fundamental aporte.

La edificación de un Teatro es la gran deuda. Eso lo potenciaría todo.

Faltan más salas de barrio técnicamente bien equipadas, una responsabilidad social que haga que el teatro sea importante para la ciudadanía, hoy estamos lejos de eso, es muy poca la gente que nos prioriza.

Hay que pensar la actividad como una actividad integral, el teatro es mucho más que nuestro teatro, por lo que la salud del teatro pasa porque los espacios, las obras y el público de nuestros colegas también prosperen, eso genera un circuito. Cuando exista un circuito real es cuando podremos hablar de un teatro regional saludable. Falta todavía, pero para eso se trabaja, es mi intención aportar a un desarrollo integral de las artes escénicas y su vinculación con el medio.

¿Cómo proyectas el reencuentro del público con las artes escénicas tras esta crisis?

Lento. Temeroso. Debiese ser con un número de espectadores acotado. Toco madera para estar equivocado y que las salas se llenen. Nos lo merecemos.

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