Ocho preguntas sobre teatro en tiempos de cuarentena: Marcelo Saavedra

Desde TeatroPuerto convocamos a 10 integrantes de la comunidad artística teatral de nuestra región para que respondiera un sencillo cuestionario con ocho preguntas sobre la práctica escénica en estos tiempos. El cuarto en responder fue el actor y director teatral ovallino Marcerlo Saavedra.

¿Cuál es la vinculación que tienes con el teatro?

Soy actor teatral, he desarrollado este oficio primero en forma aficionada desde los 17 años, siendo parte de colectivos y compañías de jóvenes llenos de entusiasmo como la Compañía Teatral Katalepsia de la ciudad de Ovalle, fomentando el teatro más independiente y autogestionado, movimiento que era mucho más débil en esos años, de lo que lo es hoy en la capital del Limarí. Este año estoy cumpliendo 20 años de trabajo profesional, iniciando con la creación de la compañía Teatro En El Espejo, la cual se gesta al interior de la Escuela de Teatro Procom de la ciudad de Santiago, entre quienes éramos compañeros de la Carrera de Actuación Para Teatro Cine y Televisión; posterior a ello decidí girar por distintos  puntos de Latinoamérica recorriendo países como Argentina, Perú, Ecuador,  Colombia, Bolivia, Uruguay, Brasil, Paraguay y Venezuela; instancia en la que pude descubrir hacia donde estaba dirigido el teatro que quería hacer y cuál podría ser mi aporte en este oficio, llegué a la conclusión que el teatro popular era el motor que me movía, la orientación comunitaria, el generar instancias de participación en comunidades, las que a partir del teatro se puedan movilizar y accionar frente a la depredación medioambiental, abusos por parte del capitalismo, en definitiva activar las alarmas frente a las injusticias sociales.  Producto de esto se crea lo que hoy en día conocemos como Molinos De Arte, una red que surge inicialmente como festival iberoamericano, que pronto se transforma en una instancia de participación popular y comunitaria, que se va extendiendo a lo largo de Iberoamérica, teniendo ediciones en distintos puntos de la región de Coquimbo, como también de Atacama dentro de nuestro país, además de Villa María en la república argentina y Quime en Bolivia. Hoy, seguimos con la misma fuerza teniendo un espacio físico totalmente autogestionado donde funciona la sede central de Molinos de Arte, llamado Molinos de Arte – Espacio Cultural ubicado en el Barrio Inglés de Coquimbo. Dirijo el elenco del teatro Municipal de Ovalle, doy clases en la escuela de Artes Escénicas de la misma ciudad y de la misma institución, cumplo el rol de Presidente de la Filial regional del Sindicato Nacional de Actores y Actrices de Chile SIDARTE. Integro y actualmente dirijo la Compañía Nacional Teatropato, y formo parte del elenco del Colectivo Barriales.

¿Cuál consideras que es la importancia del teatro en este momento histórico?

Para mí el teatro es una herramienta fundamental dentro de cualquier sociedad, para generar instancias de transformación social, plasmar e ilustrar momentos históricos, como también propiciar la reflexión en cada individuo, ampliándose al colectivo, a una tribu, a una sociedad. Creo fuertemente que la indolencia con que actúa la clase política actual, nuestro gobernantes, como también quienes cuestionan la importancia del rol del arte en cualquier sociedad dice relación directamente con generaciones castradas por culpa de otro triste momento histórico como lo fue la dictadura, donde el arte en general estuvo censurado, limitado y sometido a las decisiones de un régimen abusivo y sanguinario como lo fue el de Pinochet, y que hoy a más de 30 años, aún sufrimos las consecuencias y donde el arte no se entiende como un trabajo, sino que como un elemento meramente de entretenimiento, no esencial. Hoy, el hacer teatro a través de las redes sociales, utilizar las plataformas virtuales como una vitrina para desarrollar artes escénicas se ve cuestionado por nosotros mismos, porque lo vemos solamente desde este lugar y no en todo su contexto, pero de seguro, cuando pasen los años y estemos nuevamente disfrutando del contacto directo con el público, lo aquí desarrollado va a ser considerado como un documento histórico, de cómo el arte pudo resistir, mantenerse a flote, así como lo hizo en la clandestinidad en otras épocas.

¿Qué crees que debería cambiar en nuestro modelo teatral?

Creo que claramente el elitismo en que queremos muchas veces enclaustrar al teatro es un elemento en el que debemos pensar, entender que los procesos creativos son tan diversos como artistas hay en el mundo, que el respeto a la creación del otro debe estar presente siempre, que, si bien es cierto, no estamos de acuerdo con la concursabilidad en los financiamientos estatales, hoy el concurso, el comparar mi trabajo con el del otro, el estar en una constante competencia y creando jerarquías en nuestro propio sector, demuestra muchas veces la inconsecuencia de nuestro actuar. Creo que, para lograr cambios radicales, la unión y el respeto entre trabajadoras y trabajadores del arte teatral es el primer paso, ya que la división es el alimento que más disfruta este cruel sistema neoliberal.

¿Cómo enfrentas la emergencia que vivimos ante el COVID-19?

Creo que es una pregunta muy difícil, puesto que no lo he pensado mucho y no porque tenga mi vida asegurada en lo laboral y económico, lo que claramente no es así, sino que, porque he dedicado gran parte de mi tiempo a cumplir con el rol que me han encomendado como presidente de SIDARTE, donde claramente solo pienso en cómo podemos garantizar que nuestr@s colegas estén bien, en el ya instaurado concepto del bien común, quizás.  Creo que de alguna forma se ha logrado resistir apoyándome claramente en mi familia que ha sido fundamental para no claudicar. Creo que 19 horas al día pienso en la palabra teatro, porque la pasión que nos genera este oficio, nos levanta el alma y la esperanza que vamos a salir de esto. Si bien es cierto no soy cristiano ni nada de eso, creo que hay algo que se encarga de mantenernos a flote, como dice mi esposa, “todo se devuelve en la vida, tanto lo bueno como lo malo que hacemos”.

¿Qué propuestas artísticas te han llamado la atención durante esta crisis sanitaria?

Todas, absolutamente todas, he dedicado este tiempo mientras trabajo desde la casa para el sindicato y algunas acciones que estamos haciendo para el TMO (al cual admiro mucho), he entendido que todo lo que se crea merece un respeto y un aplauso, pero también todo está sujeto a ser perfeccionado. He aprendido a ver como público y no como actor o director buscando la “pifia”. Soy feliz viendo teatro, haciendo teatro, creando y creyendo.

¿Qué proyecto te gustaría realizar en las artes escénicas?

Dirigir claramente un musical, con cantantes, actores y actrices, músicos; con una dramaturgia regional, con temáticas de defensa y protección social y que recorra los territorios de punta a punta la región. Creo que el teatro debe dejar huella, debe sembrar dudas las que deben ser resueltas con nuestras acciones.

¿Cómo piensas que se podría potenciar el teatro regional?

Vuelvo a lo mismo, con la unión y respeto entre los y las trabajador@s del teatro. Pero además con políticas que permitan el desarrollo de este, primero con que exista un departamento de teatro dentro de la SEREMÍA, donde exista un consejo asesor compuesto por los gremios regionales. Que las políticas municipales garanticen una programación anual de una nutrida cartelera de obras regionales, con honorarios garantizados o bien a través de la taquilla, pero donde se entienda que estamos haciendo un trabajo, que no lo hacemos solo por dinero, porque hay vocación, pero lo justo es que sea remunerado dignamente.

¿Cómo proyectas el reencuentro del público con las artes escénicas tras esta crisis?

Creo que va a ser un camino largo y a paso lento; que se viene una crisis en el sector muy compleja; pero a la vez tengo la fe de que el público o los públicos están necesitándonos tanto como necesitas los abrazos, que la sobredosis de pantallas en estos meses, va a gatillar una gran demanda de presencia, y que se inicia un resurgimiento del teatro como un espacio de amor, puesto que el teatro es un acto de fe, y el hacer teatro, hablar de teatro y soñar en teatro en estos tiempo, es la prueba de ello.

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